viernes, 4 de agosto de 2017

93,5 Pecheros en Almazul, nos sobra Pechera

Casualmente me topé con el censo de Pecheros que realizó Carlos I, allá por el 1.528. Almazul en aquella época ya existía como pueblo.



Pero antes de nada, ¿quienes eran los pecheros?  Pechero en Castilla,  desde la Baja Edad Media hasta el final de la Edad Moderna, era una especie de impuesto que normalmente era pagado por el cabeza de familia. Se tenía la obligación de contribuir al pago de un tipo de personal (un impuesto) y otros impuestos, como las alcabalas, que al recaer sobre los productos, eran más universales.

Es decir, los plebeyos o pecheros eran los que pagaban  las alcabalas  y demás impuestos.

Cada cabeza de familia paga este impuesto. Es una forma de saber cuántas casas podría haber abiertas en Almazul sabiendo cuántos pecheros había.

En esas épocas el pueblo llano era quien sufragaba los gastos del pseudo Estado; el clero y la nobleza  por merced real estaban exentos de ese pago. Todo lo contrario que hoy que Hacienda somos todos, por fortuna.

El Estado en esos años tenía controlado todo aquello que podía pagar dichos impuestos.

En concreto en Almazul tenían a 90 pecheros (o cabezas de familia) en 1.528, Çarabes (Zárabes en la actualidad) 34 y en Mazateron 79,  también hay que decir que había un cierto escaqueo.

Unos años más tarde, en 1594, la cifra varía a 72 en Mazateron, Zárabes 29 y Almazul 93,5.

¿93,5? ¿Noventa y tres  y medio? ¿Qué pasaba, partían a alguien para hacer el 0,5? Antiguamente a las viudas las contaban por 0,5. Es decir, en Almazul habría una viuda o un número impar de ellas. No obstante, aquellas viudas que tuvieran hijos podían contarlas como una unidad.

Estoy convencido que habrá un montón de impresionantes historias sobre dichas viudas. Ya que entonces, quedarse sin marido, a parte de una desgracia en lo amoroso, en lo económico era considerable. Al fallecer el marido desaparecía la fuente principal de ingresos. Las mujeres de los pueblos se dedicaban a las tareas del hogar y cuidado de hijos, todo ello por supuesto no renumerado, y no por ello menos laborioso que las tareas del campo.

Sería fascinante y maravilloso conocer la historia de cada una de las viudas, cómo se tuvieron que sacrificar y luchar para salir adelante y más si cabe si tuvieran hijos pequeños en un mundo tan dominado por los hombres. Unas auténticas luchadoras y heroínas.

Años más tarde a Almazul, en el siglo XVIII, un cirujano-barbero y su mujer de apellido Bea (o Vea) procedente de La Rioja se instalaron en Almazul y reunieron bastantes bienes. Curioso el empleo de cirujano-barbero (como en el antiguo Oeste), te podían afeitar y sacar la muela del juicio a la vez, un dos por uno. 

Se quedó su señora viuda varias veces ya que tuvo varias nupcias, el apellido Vea se perdió en Almazul. Esto ocurrió debido a que si el matrimonio tenía hijas,el apellido materno se perdía porque prevalecía el apellido paterno, no es como ahora que se puede poner tanto uno como otro en primer lugar.



Es sorprendente el número tan elevado de pecheros que había en Almazul, si lo comparamos con otras poblaciones de Soria, ya que superaba a pueblos que hoy en día son terriblemente más grandes que Almazul. Estaríamos hablando de Duruelo de la Sierra, Quintana Redonda, Tordelcuende (Tardelcuende), Alconaba, Golmayo... ninguno de ellos supera los 93,5 de Almazul. Resalta que Peñalcázar tenía 44 pecheros, Reznos 48, Torlengua 119...



Se podría replantear que por aquel entonces era un pueblo eminentemente agrícola tal como diría Alfredo Jimeno y Alfredo Rubio (autores del libro de Almazul), pero habría que preguntarse qué hizo que otros pueblos prosperaran tanto hasta la actualidad en contra de lo que hizo Almazul,  Mazaterón y Zárabes, que tuvieron un declive muy acentuado. Esto ya se deja para pensar y  reposar.

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